Yecla, área de transición entre el Levante y la Meseta, se ha configurado desde la Prehistoria como zona de convergencia de culturas. Sus recursos agrícolas y ganaderos, y en cierto modo su privilegiada situación geográfica, ha sido factores esenciales para el desarrollo humano. Las primeras manifestaciones del hombre nos sitúan en el Paleolítico con dos buenos ejemplos en los yacimientos de La Fuenta y la Cueva del Lagrimal. Mejor conocido es el Neolítico (V milenio a. C.). Las muestras de cerámica cardial o montserratina, así denominada por su técnica decorativa y lugar de procedencia, junto con la magnífica industria lítica asociada a ésta, sitúa al yacimiento del Monte de lo Secos entre los mejores ejemplos del neolíco peninsular Sin embargo, la Joya de la Prehistoria en nuestro municipio, es sin lugar a dudas el donde se encuentran las pinturas rupestres de los Cantos de la Visera y la Cueva del Mediodía. En ellas el naturalismo y el esquematismo se muestran con toda gran expresividad en figuras simbólicas de difícil interpretación, a través de las cuales el hombre han reflejado su paso por este lugar desde el V al II milenio a.C. Lo simbólico y lo mágico se acentúa más cuando observamos las esculturas (cazoletas) grabadas en la roca al pie del Arabilejo. Pequeñas oquedades con sus canalillos serpenteantes se entrelazan y combinan en armonía indescriptible. La imaginación juega y mientras al visto persigue las distintas formaciones o grupos. ¿Qué expresan estos símbolos? ¿Que rito ancestral motivé la creación de los mismos? Desde el lugar y en la lejanía se divisa se con templa en el horizonte la "vetusta ciudad de místicos y visionarios" que tanto amara el Maestro Azorín. De III milenio a.C. conocemos dos poblados establecidos en el llano, dedicados a la agricultura y el pastoreo: La Balsa y La Ceja. Ambos han proporcionado abundante material cerámico y lítico. Dos enterramientos colectivos de esta época, denominada Eneolitico o Calcolítico, según preferencias, completan la nómina. Nos referimos a la Cueva de la Atalayas y la Cueva de la Sierra del Cuchillo, con ricos ajuares funerarios.

El mayor desarrollo demográfico en la Prehistoria, en nuestro territorio, llega con la Edad del Bronce (II milenio a.C.). Catorce poblados han sido identificados por el momento. Todos ellos se sitúan en altura, en pequeños cerros de 700 a 900 m. a.s.n.m., situándose a lo largo de dos valle corredores (Rambla de los Serranos, que discurre en dirección NO SE y la Traviesa de Caudete, que lo hace de Oeste a Este>. Los poblados en cuestión se sitúan en: Pulpillo, Tobarrillas, Rincones, Monte de Felipe, Cerro J. Molina, La Chimenea, Casa Sánchez, Umbría del Fator Cerro de la Magdalena, Cerro de la Campana, El Serral, Portichuelo y el Castellar