La impronta pre-romana (ibérica) está bien marcada por yacimientos como la Cueva de la Zorra y la Hoyica del Río; Pulpillo, Marisparza, Torrejones y la Casa de la Ermita. No contamos con un poblado fortificado como ocurre en áreas próximas (El Amarajo, Bonete; Meca en Ayora o Coimbra del Barranco Ancho en Jumilla>, el poblamiento ibérico estará localizado en pequeños establecimientos agrícolas en llano que a la postre, y desde el siglo I d.. serán potenciados durante el dominio romano, convirtiéndose "villas rústicas" (las cuatro ultimas referenciadas), dedicadas a la explotación de la vid, olivo y esparto, constatándose un extraordinario desarrollo económico en la zona, perfectamente comunicada con el trazado viario romano. El mayor esplendor de estos centros agrícolas nos sitúa desde la segunda mitad del siglo III d.C. hasta principios del siglo V d.C. Desde esa fecha y hasta el siglo XI nada o muy poco sabemos del acontecer histórico en estas tierras, quizá la respuesta esté en el Cerro del Castillo, a cuya falda norte, se encuentra la actual ciudad de Yecla.